Comenzaré diciendo que se llama Estela. La historia se da en un restaurante de la zona turística de Iquitos a orillas del río Nanay, ella entra al restaurant y el mozo la mira y le dice:
“Usted no podrá pagar la comida de este lugar porque es muy cara”
El mozo la juzga por su apariencia, su forma de vestir y sus rasgos étnicos. Ella es una Maestra Curandera, oriunda de la etnia Shipibo de la Región Ucayali de la Amazonía Peruana y muy reconocida por su trabajo en el extranjero.
En consecuencia, si bien mendigó y pasó mucha hambre ahora si puede mantenerse económicamente.
Ella se esforzó mucho por seis meses dentro la selva peruana trabajando y me dijo: “por esa razón, quise darles un regalo a mis niños y que mejor que un buen plato de comida”.
Estela ha educado cuatro hijos sola y a pesar de haber pasado una vida de violencia y sufrimiento, no ha perdido la paciencia y la Alegría; ella va curando sus heridas lentamente y se proyecta su vida en el amor de sus hijos.
Lo más importante es que es educada, trabajadora, valiente y le gusta compartir lo poco que tiene y me ha sorprendido ver que come con sus dos hijos en un mismo plato; con sabiduría me dice “es para enseñarles a compartir”.
En conclusión, ella es una peruana maravillosa, que a pesar del estigma que sufre es orgullosa de sus orígenes y que está haciendo un Perú diferente.