Reinventarse con las crisis
Sin embargo, la vida no se acomodó como quisimos y nuestras finanzas, se vieron afectada, teníamos hipotecada nuestra casa, y nos encontramos muy perdidos sin saber por dónde empezar.
Posteriormente, fuimos a conversar con el encargado de riesgos e hipotecas de la central del banco en la capital, llegamos con él y le confiamos a este desconocido con nuestra historia, nuestra verdad. Gracias a Dios él nos entendió y nos trató con mucho respeto, aun teniendo una deuda cosa rara de los bancos y así nos asesoró, nos dio esperanza, tranquilidad y lo que debíamos hacer.
Volvimos a nuestra ciudad a vender nuestra casa, un proceso muy doloroso cuando nos aferramos al esfuerzo de los bienes materiales y lo que hicimos previamente despidiendo nuestra hermosa casa fue compartirla gratuitamente a muchos viajeros que estaban de paso.
De esta experiencia aprendimos que las crisis tienen sus picos altos y bajos, que dejas muchas secuelas y que nunca más serás la misma persona, si aprendes a valorar la vida a quitarte lo interesante, lo útil y quedarte solo con lo indispensable.